La theosis, teosis o zeosis (en griego antiguo: θέωσις), o deificación (la deificación se puede referir también a la apotheosis (apoteosis), lit. «hacer divino»), es un proceso transformativo cuyo propósito es la semejanza o unión con Dios, tal y como se enseña en la Iglesia ortodoxa y la iglesia católica. Como proceso de transformación, la theosis se produce por los efectos de la catarsis (purificación de mente y cuerpo) y la theoria (contemplación, o 'iluminación' con la 'visión' de Dios). Según las enseñanzas cristianas orientales, la theosis es en últimas el propósito de la vida humana. Se considera alcanzable solo a través de la sinergía (o cooperación) de la actividad humana y las energías (u operaciones) no creadas de Dios.[1][2]
Dentro de la teología ortodoxa y católica oriental, la theosis (divinización o deificación) es la llamada del hombre a la búsqueda de la salud por la unión con Dios, la divinización de la materia y la desaparición del pecado. Se trata de la salvación de la profanidad a través de la participación en la vida de Dios. Según esta concepción, la vida sagrada de Dios, dada en Jesucristo al creyente a través del Espíritu Santo, se expresa comenzando por las luchas de esta vida, se acrecienta en la experiencia del creyente a través del conocimiento de Dios y más tarde se consuma en la resurrección del creyente, cuando el poder del pecado y la muerte, habiendo sido totalmente derrotados por la vida de Dios, perderán poder sobre el creyente para siempre.[3] Esta concepción de la salvación es históricamente fundacional para la comprensión del Cristianismo tanto en Oriente como en Occidente, y ha sido desarrollada directamente de las enseñanzas apostólicas y de la Iglesia cristiana primitiva en relación con la vida de la fe.[4]
En el prefacio del Libro V Contra las Herejías, Ireneo de Lyon habla de «Jesucristo que, a causa de su amor superabundante, se convirtió en lo que nosotros somos para hacer de nosotros lo que él es».
Según el Metropolitano Hierotheos (Vlachos), la primacía de la theosis en la teología cristiana ortodoxa se encuentra directamente relacionada con el hecho de que la teología bizantina (tal y como es concebida por sus principales exponentes) se basa en mayor medida en las intuiciones espirituales directas de los santos o místicos de la iglesia en comparación con la teología católica latina que es vista más a menudo como una tradición de pensamiento racional.[5] Los cristianos bizantinos consideran que «nadie que no siga el camino de unión con Dios puede ser teólogo» en el sentido propio.[6] Así pues, la teología en el cristianismo bizantino no es tratada principalmente como una empresa académica. En cambio, se basa en la revelación aplicada (véase gnoseología), y se entiende que la validación principal de un teólogo es una vida santa y ascética más que el entrenamiento intelectual o las credenciales académicas (véase escolástica).[5]